Por: Representante Ricardo Ferro
Cuando él, para ese momento, director anticorrupción de la Fiscalía, Luis Gustavo Moreno, resultó capturado por las autoridades norteamericanas por cuenta de un proceso de colaboración que estaba adelantando el exgobernador de Córdoba Alejandro Lyons, el país se conmocionó, y con toda razón por la gravedad del asunto.
Sin embargo, con todo y lo inaudito del asunto, el mismo terminó siendo tan solo el punto de partida de la investigación del ‘Cartel de la toga’, un escándalo más grave aún.
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Un par de años después, y con una labor juiciosa de diferentes entidades, incluida, la Comisión de Investigación y Acusación de la Cámara de Representantes, hay dos particulares y dos exmagistrados tras las rejas.
Adicionalmente, en el proceso que se le sigue al exmagistrado Leonidas Bustos, esta semana el pleno de la Comisión aprobó el escrito de resolución calificadora presentado por el representante investigador Edward Rodríguez, para que la plenaria de la Cámara decida en los próximos días si acusa o no ante el Senado al exmagistrado.
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En ese orden de ideas, el país sigue conmocionado por cuenta de un lamentable episodio que el propio representante investigador se atrevió llamar “una empresa criminal”, en la cual “Bustos era el cerebro”.
Afirmaciones, que por alarmantes que sean, no deben afectar la credibilidad en la administración de justicia en nuestro país. Porque una cosa es el comportamiento detestable que puedan llegar a tener algunas ‘manzanas podridas’, y otra muy distinta, es que por cuenta de esas actuaciones al margen de la ley, que ya vienen siendo investigadas y juzgadas, se pretenda generalizar comprometiendo la honorabilidad y buen nombre de la mayoría de los magistrados de las altas cortes, quienes no tienen ninguna tacha en su hoja de vida y vienen cumpliendo sus labores con rectitud.
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Pero circunscribiéndonos al caso Bustos y al caso Malo, es pertinente resaltar el papel que ha venido jugando la Comisión de Investigación y Acusación de la Cámara en estos procesos.
Y es que para nadie es un secreto que la Comisión ha venido enfrentando un sinnúmero de críticas que la han convertido en el ‘patito feo’ de la justicia colombiana. Por lo mismo, así como en el pasado la opinión pública se ha ido lanza en ristre contra la comisión, en esta ocasión la misma opinión debe reconocer que se han hecho unas investigaciones a profundidad y se han dado resultados, en temas tan sensibles como los mencionados.
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