El mismo alcalde que ‘bravea’ sin consideración alguna a los periodistas locales, está semana parecía un sumiso lorito en una entrevista con un medio nacional. Todo por cuenta del cuestionable amedrantamiento del que fue víctima El Nuevo Día.
Mientras avanzaba la entrevista, en la otra línea telefónica esperaba tranquilamente el director del diario Miguel A. Villarraga. Al final, una contundente recopilación de Villarraga de casos emblemáticos en que Jaramillo ha arremetido contra la libertad de prensa y se ha hecho necesaria la intervención de la Flip, fue suficiente para que los oyentes se hicieran una idea de lo que está pasando en Ibagué desde que llegó a la Alcaldía en 2016.
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Y es que en lo corrido del presente año van 18 ataques de Jaramillo a la prensa local. Pero esto no es nuevo, en los últimos años estos ataques han sido reiterados contra los medios y periodistas de la ciudad.
Yendo un poco atrás, en 2016 el alcalde afirmó que los medios trataban de conseguir información para crear pánico en donde no existía y que tenían que especular creándole mala fama a Ibagué. Sus agravios coincidieron en el tiempo con las denuncias que hacían los medios del incremento de la inseguridad, punto que junto a los escándalos de corrupción han sido los más neurálgicos de la Administración de Jaramillo.
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En el 2017, el burgomaestre señaló de manera irresponsable a dueños de medios de comunicación de ser testaferros de Eduardo Restrepo Victoria alias ‘El Socio’. Y, para no perder la costumbre, la semana pasada el alcalde volvió a la carga contra el Nuevo Día amenazando con cerrar el rotativo.
La Flip ha rechazado la estigmatización y los ataques que Jaramillo ha realizado contra la prensa local, debido a que pone en riegos a los reporteros de los medios locales y se descalifica su actividad periodística.
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¿Qué sería de nosotros sin este derecho? ¿Sin la libertad periodística para informar? Seguramente estaríamos frente a un régimen desbordado en materia de atropellos y corrupción al mejor estilo las dictaduras socialistas del siglo XXI.
La libertad de prensa, es sin ninguna duda, el elemento central del derecho más amplio: la libertad de expresión. Por eso su importancia, porque promueve la transparencia, el Estado de Derecho, la participación ciudadana y política. Combatiendo diariamente a su enemigo más grande, la censura, que generalmente proviene de gobiernos corruptos y grupos de poder autoritarios que solo buscan un beneficio propio.
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Saque de banda:
Importante hacer alusión a la reunión con el Ministro de Vivienda hace algunos días para evitar que se engañe a la ciudadanía:
Primero, la reunión duró más de una hora y no tres minutos como dijo el alcalde Jaramillo.
Segundo, en la misma estuvieron presentes dos asesores del ministro, dos voceros de los habitantes de los barrios del sur, mi secretaria privada y una periodista, y no solo cuatro personas como se dio a entender equivocadamente por cuenta de las mismas declaraciones.
Tercero, el motivo de la reunión fue contextualizar al nuevo Ministro sobre el acueducto complementario y la urgencia que existe de suministrarle agua a los habitantes de los barrios del sur, y no ir a decir que no le dieran recursos a Ibagué, como irresponsablemente manifestó Jaramillo.
Por último, sería bueno, eso si, cogerle la caña en su solicitud de preguntarle al Ministro sobre la reunión. Además porque a diferencia del escándalo de la escritura y la persona fallecida del que también fue protagonista Jaramillo, acá todos los asistentes si pueden hablar...
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