El sur del Tolima ha sido escenario del conflicto que por mas de 50 años se libró nuestro país, zonas como el Cañón de las Hermosas en el municipio de Chaparral y el municipio de Rioblanco, que además de su papel en la guerra y de ser reconocidos como zona roja, también dan lugar a paisajes magníficos y ecosistemas envidiables.
Es en estas montañas, donde sus habitantes por años han logrado cultivar algunos de los mejores cafés del país, pero por la situación que enfrentaban por cuenta del conflicto, no lograban condiciones viables para poder tener mejores ingresos, ya que las vías no eran las adecuadas, los precios del producto que percibían no eran lo justo y la estigmatización por ser territorio armado, impedían mayores compradores, mejoras en la producción y mucho menos aumentar la misma.
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Tras la firma de los acuerdos, gracias a la presencia y financiación de la Agencia USAID del Gobierno Estadounidense con su proyecto Alianzas para la Reconciliación y ejecutado por Acdi/Voca, se ha trabajado con las comunidades del Cañón de las Hermosas en Chaparral y zona rural de Rioblanco, con el objetivo de potencializar la calidad y producción de café y con ello, mejorar las condiciones de vida de sus productores y sus familias. Con la puesta en marcha de este proyecto, la USAID acompaña en Rioblanco a más de 160 familias con asistencia técnica, ambiental y con maquinaria que permite mejorar la calidad y aumentar la producción.
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Pero no sólo se busca mejorar en la producción del café, también se realizan acciones para mitigar el impacto negativo del sector en el medio ambiente, es así que se diseñaron filtros verdes, filtros que se encuentran en cada una de las fincas de los participantes del proyecto, estos filtros permiten que el agua usada para lavar el café, pase por un tanque donde se filtran los residuos pesados, el agua sigue por tubos hasta un área de infiltración, compuesto por pasto vetiver, que tiene un sistema radicular que absorbe las impurezas restantes.
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Sin embargo, la construcción de tejido social es uno de los pilares de este proyecto, y es que si bien el conflicto dejó muchas heridas y tristezas, se ha logrado dar cabida al perdón, que poco a pocos se abre espacio en los pobladores que tienen marcas por la violencia. Y es que el desplazamiento de muchos de los habitantes y el reclutamiento forzado dejó solos a muchos adultos mayores quienes cultivaban la tierra, tierras que ahora y gracias al retorno de jóvenes y reincorporados del proceso de paz han reforzado la mano de obra y así la interacción entre los habitantes para la reconciliación y le perdón.
