Qué pensará un padre o una madre de familia que lleva los últimos veinte años de su vida trabajando como una mula, madrugando todos los días, sacrificando gustos propios y dedicándose por completo a su hijo, cuando por fin tras cuatro años en el jardín, once en el colegio y cinco más en la universidad, el joven se gradúa de una profesión tan exigente como el Derecho o la Medicina y en ese mismo momento se entera que existen computadores que pueden hacer el mismo trabajo para el cual se preparó y mejor.
Bueno, pues esa es la realidad que nos tocó vivir. Un mundo en el cual una máquina puede brindar asesoramiento jurídico en cuestión de segundos, con una precisión del 90% en comparación con el 70% de precisión cuando la tarea es hecha por humanos. Como si fuera poco, la misma máquina ya ayuda a diagnosticar cáncer, con 4 veces más precisión que un profesional de la salud.
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En la misma lista están los empleados bancarios, los cajeros y empacadores de los supermercados, los taxistas o conductores, y un sinnúmero de trabajos llamados a desaparecer en los próximos años.
Según predicciones del Foro Económico Mundial para el 2025 cerca de 75 millones de personas perderán sus empleos.
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En ese mismo sentido, de acuerdo con la firma McKinsey & Company en 15 años el 50% del empleo privado del mundo será automatizado. “Estimamos que alrededor de la mitad de las actividades por las que actualmente se les paga a los trabajadores en el mundo podrían ser automatizadas al adaptar tecnología ya existente”, sostiene un informe publicado en el año de 2017.
¿Qué estudiar? ¿Cómo sobrevivir a esta nueva revolución industrial? ¿Qué están haciendo los estados al respecto? Son preguntas que surgen con semejante panorama tan complejo. El CEO de la Mercedes Benz, en una entrevista titulada ‘No compres carro ni estudies derecho’, hacía referencia a cómo las próximas generaciones no tendrán que conducir vehículos, porque estos serán autónomos. En el mismo sentido les auguró un negro futuro a los abogados por razones como las expuestas en la parte superior.
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Pero hay más, David Vélez, cofundador de Nubank, tiene en jaque a la banca brasilera con su banco que no tiene una sola oficina física, todo se hace de manera virtual, y actualmente es el quinto colocador de tarjetas de crédito en vecino país.
Tenemos también las cajas (sin cajero) para pagar en los supermercados, las agencias de viaje (sin agente), y hasta el mismo proceso de inmigración en varios países (sin oficial de inmigración); es decir, tenemos ya a las máquinas haciendo el trabajo de millones de personas.
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Así las cosas, el llamado es a apostarle a la educación con un gran acuerdo nacional con todos los sectores, cuyo eje sea la verdadera pertinencia educativa en este siglo.
Saque de Banda:
Escribiendo esta nota, me surgió la siguiente duda: ¿Y que pasaría si en el futuro en una contienda para alcalde, gobernador, presidente o cualquier otro cargo público se pudiera presentar un robot? ¿A quién elegiría el pueblo: al humano o a su contendor? ¡Feliz año para todos!
Este artículo obedece a la opinión del columnista / Reproducción autorizada por el autor