Escuchar al fiscal General de la Nación, Néstor Humberto Martínez, hablando de los resultados en las indagaciones e investigaciones adelantadas en el Tolima por los aberrantes hechos de corrupción en la Administración Pública, produce risa, más que decepción. Y ésta, no es el resultado de la capacidad histriónica del reconocido personaje - de la que adolece y sí era una virtud de su padre- sino de las falsas argumentaciones a las que suele acudir cada vez que se le pregunta por el estado de las mismas. Oculta así tan pretencioso funcionario, el verdadero fondo del problema: los compromisos vigentes con congresistas y dirigentes políticos y económicos que pueden llegar a estar comprometidos en las mencionadas causas penales.
Los resultados, muchas veces anunciados por el fiscal (ver columna), no aparecen en ninguna de las investigaciones de trascendencia e importancia regional y nacional. Algunas de ellas, llegaron hasta donde sus intereses lo permiten, sancionando y condenando a títeres y mandos medios, como en el caso de la contratación de las obras para los innombrables Juegos Deportivos Nacionales ocurrió. Otras, se encuentran estancadas, y una mayoría, se hayan en etapa en las que ni siquiera se ha superado la indagación preliminar.
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Entendible, desde los intereses que desde la politiquería maneja el curtido funcionario, porque éste, está en tránsito en su cargo, abriendo camino para aspiraciones futuras. De ahí, que necesita estar bien y cómodo con la clase política regional y sus superiores nacionales. Sin pisar callos, ni destapar ollas podridas, como las que están en ebullición en el Tolima desde hace varios años. El fiscal Martínez ya nada dice de las investigaciones penales por el desfalco a la Empresa de Acueducto y Alcantarillado del Tolima, al Hospital Federico Lleras Acosta, a la Universidad del Tolima, al proyecto urbanístico para periodistas Portal de San Gabriel, de los contratos por el Programa de Alimentación Escolar de Ibagué y el Tolima, los contratos en educación con las fundaciones de la familia Marín y sus secuaces, de los negocios turbios del exalcalde Jorge Turbio y su familia, de los famosos contratos con los llamados “Cupos Indicativos de Gestión” manejados por el excongresista Osorio en los municipios y departamentos en los que hizo campaña política, por mencionar solo algunos.
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Y es que debe ser muy engorroso investigar a los amigos y compinches de quien en la Cámara de Representantes, y como integrante de la Comisión de Acusación, debió asumir algunas de las diligencias que en su contra hacen tránsito en la antes nombrada institución. Es ahí, donde investigador e investigado, compensan sus cargas y se hacen pasito, beneficiando el selecto grupo del cartel que en lo regional y nacional, les garantizan la impunidad penal y disciplinaria.
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Los audios y grabaciones publicitados por Noticias Uno, la revista Semana y el diario El Espectador en días pasados, no solo comprometen la cuestionada independencia e imparcialidad del fiscal Martínez, sino que dejan en entredicho su personalidad y comportamiento profesional y social. Y para - fraseándolo, me atrevo a decir que hace pocos meses, éste debió estar marcando el celular de su investigador tolimense y diciéndole: ¡marica, ¡hagámonos pasito! Y todo indica que así es.
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