Con un estadio pletórico, con más de veinte mil espectadores, en el que hasta ese momento lo único que se esperaba era un encuentro en el que el equipo vinotinto quería demostrarle agradecimiento a su hinchada por el acompañamiento en la localía.
Salen a la cancha, se rinden lo actos protocolarios, se hacen las respectivas fotos, empieza cada quién a ponerse en su lugar, se oía claramente un fuerte coro contra Cataño, es sabido que el ex jugador pijao, no es querido por la afición tolimense y que para ese momento que aún no se había dado el pitazo inicial, sus movimientos y actitudes, eran provocación para la hinchada más sentida.
En la tribuna oriental, el dispositivo de seguridad era el mismo que el de occidental, jóvenes policías, resaltaban entre los hombres varias mujeres uniformadas, entretanto en norte y sur estaban dispuestos hombres del Esmad.
Aún Roldán no se había llevado el pito a la boca cuando por el costado oriental del estadio Manuel Murillo Toro , por entre dos jóvenes mujeres policías, un hombre ingresa en la cancha y va directamente sobre el jugador visitante Daniel Cataño, agrediéndolo por la espalda con el codo, el jugador pierde por un instante el equilibrio, pero se recuperó de manera inmediata y persigue al agresor, lo alcanza, lo agrede, da media vuelta y se va hacia el centro de la cancha, Roldán, el árbitro central del partido, le pone roja al jugador visitante.
Todo sucede sin haberse dado inicio al encuentro entre Deportes Tolima y Millonarios. El agresor, en un primer momento y de manera extra oficial, fue identificado como Alejandro Montenegro, de manera casi inmediata su perfil en redes fue dado a conocer por los aficionados.
Los jugadores de Millonarios en cabeza de su entrenador, Alberto Gamero, se reúnen en la zona mixta y toman la decisión de no jugar a menos que le sea retirada la tarjeta a Cataño y este pueda jugar, algo completamente imposible por reglamento.
Roldán le da le dice, que por reglamento puede jugar con once ya que el partido no había iniciado, pero el combinado de la capital de Colombia, después de 15 minutos de tire y afloje, decide ingresar al camerino, por falta de garantías para jugar y poco tiempo después salen del estadio con destino a su hotel de concentración, en el camino el bus es agredido y regresan al estadio para un cambio de vehículo
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El Deportes Tolima espero en la cancha y treinta minutos después Hernán Torres da la orden al equipo que se dirijan al camerino, para ese momento ya se sabía que el partido no se jugaba, pero no fue sino hasta cerca de las 7:30 p.m. que se anunció por el sonido del estadio que no habría encuentro y que se procedería a realizarse la apertura de puertas. Como siempre los primeros en ser evacuados fueron los hinchas de la tribuna visitante y quince minutos después, de manera paulatina el resto de las tribunas.
No es para nada justificable la actuación del hincha. Alejandro Montenegro, no solo agredió a un jugador visitante, puso en riesgo al equipo, al estadio, a más de veinte mil espectadores, periodistas gráficos, narradores y comentaristas, personal de apoyo y logística, vendedores. Se debe resaltar que más allá de canticos y silbidos no se fue a mayores dentro del estadio, los aficionados mantuvieron la calma.
Por otro lado, el jugador Daniel Cataño, no ha debido haber respondido a la agresión, pero fue su instinto natural, sumado a la provocación que ya se venía dando con los canticos lo que ocasionó todo este desastre.
En este momento aún se está a la espera de las sanciones que se vienen para la plaza y para el equipo, pero es que los afectados son muchos más, entre ellos los miles de abonados, los vendedores, los que disfrutan de ir al estadio y la imagen de la capital Musical de Colombia.
Se debe reconocer que los asistentes mantuvieron la calma y al interior del estadio no se desarrollaron altercados de alguna gravedad.