Fue al hospital por un dolor de estómago y salió sin las piernas y sin un brazo
La atención mundial en los últimos dos años en temas de salud, ha estado puesta en el manejo de la pandemia por covid-19, sin embargo las enfermedades no transmisibles han jugado un papel fundamental en la salud del planeta.
De vez en vez, las salas de emergencia registran historias que pueden ponerle los pelos de punta a cualquiera. Este es el caso de Mónica Tothne, una ciudadana de Hungría de 39 años, quién a principio de año empezó a sentir una fuerte dolencia en el estómago, lo que le hizo pensar que podría llegar a padecer una apendicitis, cálculos o hasta una infección estomacal.
Por este motivo acudió por urgencias al hospital, sin imaginar que esta visita cambiaría su vida por completo.
Los médicos que la revisaron encontraron que tenía una perforación en el estómago, por lo que necesitaba ser intervenida de emergencia, aunque el pronóstico era grave parecía ser que todo iba a solucionar tras la intervención.
Sin embargo, en el proceso encontraron que tenía un grado de oclusión vascular en todas las extremidades, es decir, un bloqueo de los vasos sanguíneos que puede ser ocasionado por un coágulo.
Ante la gravedad de la situación los médicos decidieron que debían amputarla y el 1 de marzo iniciaron por la pierna izquierda, pero pocos días después se dieron cuenta que la pierna derecha tampoco estaba respondiendo y esto podría generar una sepsis generalizada que le podría costar la vida, por lo que procedieron a la segunda pierna.
Lamentablemente unas semanas después algo similar ocurrió con su brazo izquierda y finalmente terminaron por intervenir la nuevamente para salvarle la vida.
En declaraciones entregadas al diario The Sun, Mónica ha comentado que ha sido la prueba más fuerte que ha tenido que enfrentar en toda su vida, pues ésta cambio totalmente en cuestión de meses, a nivel económico por las altas cuentas del hospital y porque tuvo que dejar sus dos trabajos, sin contar con que su esposo también debió dejar su empleo, para poder ocuparse de su situación.
Además durante varias semanas, luego de que fue dada de alta, simplemente no podía salir de su habitación por el impacto psicológico que esto le ocasionó.
Luego de varios estudios, el parte médico fue que todo se debió a una enfermedad genética que la volvía propensa a padecer estás oclusiones vasculares y trombosis severa.
Por ahora Mónica se recupera satisfactoriamente a nivel físico y recibe atención psicológica para sobrellevar todos los cambios que le implica su nueva condición.