Prófugo de la justicia se encuentra capitán del Inpec condenado por fuga de Aida Merlano
Desde el pasado 15 de septiembre es incierto el paradero del capitán del Inpec, David Alexander Álvarez Cárdenas condenado a 15 años de prisión por colaborar ampliamente con el plan de fuga de la excongresista Aida Merlano registrado el 1 de octubre de 2019.
Álvarez Cárdenas, tras escuchar el fallo emitido por el juzgado 57 de conocimiento de Bogotá apagó la cámara de su computador personal y su teléfono celular y hasta el momento poco o nada se ha vuelto a saber de él.
Cuando llegaron al domicilio registrado los agentes del CTI de la Fiscalía que iba a ejecutar la orden de captura se llevaron una gran sorpresa cuando no encontraron al capitán.
La última vez que se vio al capitán Álvarez Cárdenas fue en su oficina en la cárcel La Modelo de Bogotá a donde fue trasladado después que su nombre fuera vinculado a la investigación por la fuga de Merlano.
El capitán, quien para el momento de los hechos fungía como comandante de custodia y vigilancia de la cárcel El Buen Pastor, fue sentenciado por los delitos de prevaricato por acción (autor) y favorecimiento en la fuga de presos (coautor).
En el juicio, que duró cerca de un año y medio, se señaló que pese a que estaba en su período de vacaciones, Álvarez firmó el permiso de salida para que Aida Merlano fuera trasladada de la cárcel a un centro médico en el norte de Bogotá para que se realizara un diseño de sonrisa que ella había pagado con un odontólogo particular.
Pero Álvarez no actuó solo, por eso el juzgado pidió investigar penal y disciplinariamente a otros cinco funcionarios de la cárcel El Buen Pastor que habría dado su visto bueno al traslado exprés de la excongresista pese a que no se trataba de un tema urgente. Igualmente, pese a su fuero y a motivos de seguridad, se avaló que saliera únicamente con una guardiana y el respectivo conductor.
Merlano, quien cumplía una condena de 15 años de prisión por compra de votos para las elecciones de 2018, había hecho la petición días antes indicando que había pagado por un diseño de sonrisa con el odontólogo Javier Guillermo Cely (quien actualmente enfrenta un juicio por los hechos relacionados con la fuga).
Esta cadena de situaciones -concluyó el juzgado- facilitaron el plan de fuga de Merlano. En otras palabras, no se pudo haber consumado si los funcionarios de la cárcel no hubieran participado directamente para realizar el traslado al centro donde ya se tenía montado todo el plan de fuga.
Pocos minutos después de llegar al consultorio odontológico, Merlano recibió la visita de su hija Aida Victoria quien le entregó una bolsa con elementos. Tras quedar sola, sacó unos guantes especiales, una cuerda y se cambió de ropa. Acto seguido saltó por la ventana del tercer piso para llegar a la calle donde la esperaba su cómplice quien se disfrazó de trabajador de una empresa de domicilios para así emprender la huida.