Atención, ciclistas, volvió a Ibagué la modalidad delictiva de hurto de biciclietas conocida como ‘Falso Ciclista’ donde los ladrones se hacen pasar como deportistas de esta disciplina para ganarse la confianza de las personas que salen a montar en los caballitos de acero y, luego de ganarse su confianza, les quitan los rodantes.
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Este caso que ya hace unos años dejó varias víctimas en la capital musical volvió a suceder hace unos días en el sector de la avenida Ambalá, el afectado fue el ciclista aficionado Diego Murillo, quien retornaba a su casa luego de hacer ruta por el sector de la Martinica.
Diego fue abordado cerca del colegio Normal Superior por un hombre moreno que iba a bordo de una cicla de ruta color gris. Según el afectado, este hombre iba vestido con toda la indumentaria de ciclista, el uniforme, casco negro y gafas de sol especiales para practicar deportes.
En lo dicho por Diego, este sujeto era muy bien hablado, con acento bogotano y su bicicleta estaba muy bien cuidada y era de alta gama, razón por la cual no le vio problema cuando este hombre le dijo que lo iba acompañar avenida Ambalá abajo.
Ya en la Universidad de Ibagué, el falso ciclista saludó a otro sujeto que estaba al lado de la vía, este era alto, fornido y de tez blanca y sin barba, con quien se puso a hablar y en la conversación también incluyeron a Diego.
Este segundo hombre empezó a comentarle al afectado varias cosas de ciclismo, y en cuestión de minutos Diego quedó atrapado en una amena charla que era el preámbulo para el acto delictivo.
En determinado momento el hombre moreno a bordo de la cicla gris se retiró, quedando Diego con el sujeto fornido, quien no dudo en pedirle prestada la bicicleta para ‘dar una vuelta’.
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Diego, de forma ingenua y confiando en las buenas intenciones de los sujetos que acababa de conocer y que no se veían con malas intenciones, le pasó su rodante, sin embargo, tan pronto el individuo se subió al sillín y puso los pies en los pedales y las manos en el manubrio, emprendió la huida y de él no se supo nada más.
Luego del hurto, Diego puso el respectivo denuncio, esperando volver a ver su preciado vehículo, una cicla marca CAMP de color negro, avaluada en $2’900.000.