El resurgimiento de la tuberculosis puede radicar en el mal uso de los antibióticos
Durante los últimos años, el mundo ha vivido un resurgimiento de la tuberculosis, una enfermedad que se creía superada, pero que se ha multiplicado con el aumento de las brechas sociales y la aparición de resistencias a los tratamientos derivadas, principalmente, de mal uso de antibióticos.
Según la OMS, al menos un tercio de la población humana del planeta ha estado expuesta a la bacteria Mycobacterium tuberculosis y cada día aproximadamente 30.000 personas desarrollan la enfermedad, sin embargo, hoy es posible no solo prevenirla sino curarla y erradicarla. Esto, claro, si se articulan políticas públicas que garanticen a toda la población un diagnóstico oportuno y acceso a tratamientos sin distingo de la condición económica de los pacientes, así como acciones de prevención que atiendan las desigualdades a las que está asociada.
El año pasado, Colombia presentó, según el Instituto Nacional de Salud, 17.043 personas enfermas de tuberculosis y 439 de tuberculosis farmacoresistente. Estas cifras son mayores al número de casos esperado y plantean un importante reto al sistema de salud para enfrentar la enfermedad y las condiciones que han permitido su aumento, en especial la agudización de la pobreza.
Al respecto de lo anterior, William Robles, subdirector de Enfermedades Transmisibles del Ministerio de Salud y Protección Social, aseguró que: "la tuberculosis es una enfermedad ampliamente conocida [...] la tenemos en combinación con otros elementos y distribuida en la población general: cada día 48 personas se enferman y 3 mueren por su causa". Y agregó que "se trata de una enfermedad controlable", por lo que tanto el sistema de salud como autoridades y ciudadanos deben articular "todos los esfuerzos para que podamos identificar, diagnosticar y seguir monitoreando a los pacientes que la padecen".
En este mismo sentido, Óscar Cruz, referente del Programa Nacional de Tuberculosis de la Subdirección de Enfermedades Transmisibles de Minsalud, destacó que entre las personas que fallecieron el año pasado por esta causa se presentó al menos "un 14% de comorbilidad por desnutrición", lo cual indica una clara relación entre la garantía de derechos para la población más vulnerable y los contagios.
No obstante, aseguró que "no solamente debemos ver la tuberculosis como producto de unas condiciones asociadas a la pobreza, sino pensar en las consecuencias que esta enfermedad genera entre la población", dado que 51% de los diagnosticados el año pasado pertenecían al régimen subsidiado en salud y muchos de ellos presentaban una situación de vulnerabilidad e informalidad en sus empleos, por lo que, al enfrentar la enfermedad, su capacidad de generar ingresos se vio disminuida: “Las personas más pobres ven afectados sus ingresos entre un 20% y un 28%, mientras esto no ocurre con las personas más ricas que contraen la tuberculosis."
Las declaraciones de los funcionarios se dieron durante el foro “Impacto de la tuberculosis en las personas afectadas, sus familias y la comunidad: retos y desafíos para su eliminación en Colombia”, organizado por el Ministerio de Salud en el marco de la celebración del Día Internacional de la Tuberculosis y la conmemoración del descubrimiento -en 1882- de la bacteria que genera la enfermedad, por parte del científico Robert Koch.
Durante el evento, la doctora Gina Tambini Gómez, representante de la OMS-OPS en Colombia, destacó la importancia de “un trabajo conjunto y unirnos todos los sectores, pues no es solo una responsabilidad del sistema de salud […] para abordar esas causas subyacentes en las cuales viven las personas con esta enfermedad”. Por esto, se debe trabajar en políticas públicas que atiendan temas como el empleo, la vivienda, el saneamiento básico, la seguridad alimentaria y la educación de la población más vulnerable, para cerrarle el paso a la tuberculosis.
Para este año, Minsalud aumentó en 64,9% los recursos transferidos a los entes territoriales con el fin enfrentar la tuberculosis. De acuerdo con el doctor Robles, con esta inversión, que viene aumentando desde finales del año pasado, “estamos fortaleciendo gran parte del territorio con pruebas moleculares para que podamos tener un mejor diagnóstico, pero esto nos ha revelado que tenemos más casos de los que creíamos y casos que se presentan en nuestra población infantil, así que no podemos bajar la guardia”.