Ibagué entre la falta cultura ciudadana, deficiencia en el servicio de recolección, indigentes, perros callejeros y más
Las papeleras en la vía pública, parques, calles peatonales, no son repositorios de la basura de las casas o de los negocios al rededor, son exclusivamente para el papelito, la botella, la servilleta, el empaque, que el peatón necesite desechar. Pero a diario se ve en los pocos lugares donde dichas papeleras están localizadas y son funcionales, que están a tope con los desechos propios de los negocios, en muchos casos de comida o los desperdicios de las ventas ambulantes.
La normativa habla que los expendios de comida deben tener implementadas las medidas necesarias para la disposición adecuada y el retiro oportuno de los residuos sólidos, de manera que no se acumulen en las áreas de expendio (incluye sobras, descartes, envases, material de embalaje, entre otros). Se debe contar con los recipientes para la disposición temporal de los residuos sólidos, de material sanitario debidamente tapados y la disposición se debe realizar en los horarios establecidos directamente a los vehículos recolectores para evitar que perros callejeros e indigentes hagan regueros y contaminen.
La indigencia crece día a día en la ciudad, estas personas buscan, en gran medida, alimentos, rompen las bolsas y dejan el reguero. Lo que dispara la presencia y proliferación de roedores y cucarachas. En muchas esquinas y separadores de la ciudad hasta 'chulos' se ven.
A los habitantes de calle se le unen los perros callejeros o aquellos a los que sus dueños, de manera irresponsable, sueltan para que se aventuren por la calle sin control. Pero ellos lo hacen por instinto y en este caso de nuevo la culpa la tienen aquellos que sacan la basura en horarios y lugares no establecidos.
No se puede dejar de lado las quejas de la comunidad respeto a que no hay una buena prestación del servicio de aseo, se quejan de incumplimiento en los horarios, la escases de vehículos recolectores, la falta de constancia en las rutas y a todo esto el aumento y la inequidad en el cobro de las tarifas de aseo.
Los operarios de barrido hacen una gran labor, pero para ellos es frustrante ir caminando por las vías, con sus implementos, recogiendo los regueros que dejan de manera inmisericorde, pero cuando giran a mirar ya hay animales o personas volviendo a hacer desorden.