Dos o tres horas es el tiempo que Fabián Sierra le dedica a cada cadáver que le llega. Los recibe, los baña, les realiza el proceso de desinfección, preservación y luego los maquilla. Él se dedica a la tanatopraxia y trabaja en la funeraria San Vicente de Medellín.
“La tanatopraxia es el estudio que hacen las personas que desean realizar procesos de preservación y de maquillaje con las personas fallecidas; las personas fallecen, luego se realiza un proceso de desinfección, de preservación y por último se realiza la tanatoestética que es el arte de embellecer y camuflar todos los efectos que puede llegar a generar el fallecimiento”, explicó.
Cada encuentro que Fabián tiene con un cadáver está lleno de respeto, de silencio y sobre todo, de interés por plasmar las indicaciones que los familiares le han dado sobre cómo quieren que su ser querido sea maquillado y hasta peinado.
“Es un momento muy crucial, es el momento en el que nosotros debemos dar el máximo de nuestras capacidades puesto que las familias desean ver a sus seres queridos de manera natural. En algunas ocasiones el tratar de ocultar los signos de enfermedad o de causa de muerte, nos confronta con la aplicación de técnicas correctivas de maquillaje, y con diferentes tipos de técnicas para tener un buen resultado”, manifestó.
Maquillar cadáveres, un viejo oficio que hoy atrae a los jóvenes
Fabián quien ya tiene años de experiencia en este oficio, cuenta que la mayor parte de su tiempo la pasa entre muertos, y cuando está con los vivos es para recibir instrucciones sobre ellos.
“Las familias que realizan la toma del servicio nos comentan las características con las que desean que su familiar quede, y no se trata solo de maquillaje, en ocasiones también es sobre el arreglo de las uñas, el cabello, tintes, son cosas que las familias solicitan”, precisó.
No todas las personas se entusiasman por aprender este oficio, sin embargo, la población joven últimamente ha resultado la más interesada. Así lo comentó Alexander Quiñónez, del Grupo Recordar.
“Realmente son muy pocas las personas que se animan a estudiar la profesión debido al miedo y al tabú que representa la muerte sin embargo este es un proceso inherente a la vida por lo que nos encargamos de acompañar a las familias en todo este proceso”, manifestó.
Para Daniel, director de una escuela técnica dedicada a dictar cursos de tanatopraxia, este es un oficio que de una manera especial necesita vocación.
“Aquí no viene cualquier persona que busca estar ocupada, aquí se necesita vocación, le tiene que gustar. Y la gente que viene, viene muy motivada. Aquí la gente no viene por casualidad, aquí es vocacional”, dijo.
Indicó que la característica de quien aprende y realiza este oficio, es la siguiente:
“Gente que tiene sensibilidad, porque para trabajar en esto hay que ser sensible, que saben que esto lleva su seriedad, este es un oficio serio y solemne”.
Maquillar cadáveres, un viejo oficio que hoy atrae a los jóvenes.