Tener un hijo es uno de los más grandes deseos de muchas parejas, a pesar de que muchas personas lo planean durante un buen tiempo, en ocasiones no es así, y un inesperado milagro puede cambiar los planes. Uno de estos curiosos casos le ocurrió a una mujer que fue al médico pensando que tenía gases, pero se llevó la sorpresa de que tenía un hijo a punto de nacer.
El caso sucedió en Río de Janeiro, Brasil, cuando la mujer estaba en cine con su pareja, pero de un momento a otro empezó a sentir malestar de estómago; ante esta situación pensó que se trataba de un simple síntoma de su periodo menstrual.
A pesar de las circunstancias, Juliana Brasileiro decidió ir al otro día al hospital, pues las molestias cada vez eran más fuertes. “No podía ponerme de pie, podía simplemente acostarme en el suelo con tanto dolor que sentía”, expresó.
Los especialistas tan solo le dieron unos laxantes, pero no le sirvieron de nada; por esto, tuvo que volver al centro de salud, donde le hicieron un examen especializado y se dieron cuenta que en realidad estaba embarazada.
Inmediatamente, la joven fue trasladada al hospital Albert Schweitzer, lugar donde tuvo a su segundo hijo.
El curioso hecho fue compartido por Brasileiro a través de su Instagram, donde publicó una foto de su segundo hijo y escribió: “Fueron 4 días y noches sin comer y sin dormir, hasta que realmente supe de tu existencia y que llegarías ese martes... No puedo evitar hablar de lo valiente que fue tu papá y lo esencial que ha sido estos últimos días. Estuvo con nosotros todo el tiempo y sabía que al final todo saldría bien”.
“¡Eres la prueba viviente de que el destino de todos nosotros ya está trazado y que la vida siempre puede sorprendernos! Estuviste dentro de mí todo el tiempo, creciste durante 40 semanas sin ninguna sospecha de tu existencia”, expresó la mujer emocionada por lo sucedido.
La especialista en el tema Patricia Valseca, psicóloga perinatal del Centro El Prado de Madrid, España, explicó que este hecho se puede dar por traumas psicológicos, “el dolor de algunas heridas psíquicas es tan intenso que la mente se defiende pudiendo llegar al extremo de no escuchar en absoluto al cuerpo. Se trata de una desconexión, que es lo que le hace tan patológico”, comentó a El Tiempo.