Temblando del miedo viven hoy los habitantes de Mesetas, Meta
Era 24 de diciembre y las familias mesetenses se preparaban para la noche de Navidad, muchos empacaban regalos, otros preparaban la cena, natilla y buñuelos sin imaginar que las 2:04 minutos de la tarde marcaría la historia de su municipio, un temblor de 6.2 grados en la escala de Richter que sacudió a todo el país, tenía origen en esa zona. Julio León habitante de ese municipio recordó esos angustiosos momentos.
"Al comienzo fue algo muy preocupante, no solo para mí y los que estamos en este lugar, sino para todos los habitantes del municipio, fue algo extremadamente fuerte que jamás habíamos vivido", dijo Jorge León
15 minutos más tarde, otra réplica amenazaba la tranquilidad del municipio, este otro fue de menor magnitud, pero se sintió igual de fuerte y esta vez generando más temor.
De inmediato las autoridades iniciaron labores de barrido para identificar las consecuencias de dichos movimientos de tierra.
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Por fortuna ninguna persona del vecindario presentaba lesión alguna, ni había sido más que un gran susto, sin embargo diferentes viviendas y edificaciones sufrieron agrietamientos en sus estructuras, incluso, la estación municipal de policía, ya nada podía ser igual los nervios, el temor y la incertidumbre, le restaron importancia a la navidad.
Hoy, luego de tres días se siguen registrando réplicas, más de 120 hasta la fecha según el reporte del Sistema Geológico Colombiano.
La vida de los mesetenses cambio por completo, los días para ellos ya no son los mismos, viven prevenidos y temerosos.
"Eso es una tensión muy fuerte, mantiene uno muy asustado, la gente duerme afuera y cada que hay réplicas, todos salen, la gente se desmaya, llora y grita. Los niños están muy asustados", expresa Blanca Gonzáles con la voz cortada.
Y no es mentira, muchos de ellos han optado por dormir en las calles, en sitios abiertos por temor a que sus viviendas se le vengan encima, lo propio hizo Jesús Antonio Camacho, un humilde adulto mayor que prefiere salvaguardar la integridad de su familia.
"Las paredes de esta casita que yo tengo aquí no tienen vigas de amarre, entonces la onda sísmica que hubo agrietó las paredes. Nos da miedo quedarnos ahí que de pronto haya otro temblor y nos caiga una pared encima, para evitar eso estamos durmiendo en un camping", contó Jesús Camacho.
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La única petición que tienen los habitantes de este municipio para el año nuevo, es que cesen estos movimientos telúricos que los han tenido intranquilos y temerosos. Que todo regrese a la normalidad para recibir de la mejor manera el 2020.