El año que termina ha dejado un sin número de enseñanzas y reflexiones para todas las personas, algunas han visto quebrantado sus proyectos en medio del aislamiento y de las medidas que se toman para prevenir el avance de lo que muchos denominan un enemigo invisible, Covid-19, para otros ha sido El punto de partida para iniciar aquellos proyectos que por razones diversas han postergado en más de una ocasión.
En medio de este ambiente anómalo que se presentó en el año que termina, en la cancha de microfutbol del barrio La Aurora de la ciudad de Ibagué se empieza a forjar el futuro de quienes podrían ser figuras representativas del balompié tolimense y porque no, nacional; todo esto de la mano de una joven nacida en esta capital, la cual a sus 21 años decidió no solo materializar su proyecto de vida, también aportar para que estos jóvenes empiecen a edificar el suyo.
María Lucía Arango García, es egresada del Inem Manuel Murillo Toro, estudiante de Entrenamiento Deportivo de la Universidad de Ibagué próxima a recibir su título, pero que desde antes de obtener este logro académico e incluso desde sus épocas de colegio, tenía en mente contribuir al desarrollo de su comunidad por medio de la práctica del fútbol, por eso una vez se inició el levantamiento de varias medidas de bioseguridad adoptadas en medio de la emergencia sanitaria, decidió dar el primer paso y formalizar el inicio del Club Deportivo Malú Soccer el pasado 28 de septiembre.
Aunque sus primeros alumnos eran solo cinco, entre ellos su hermano, al paso de tres meses este número ha ido en aumento hasta llegar a tener cerca de 22 jóvenes bajo su dirección, esto gracias al voz a voz que se generó en este sector de la Comuna 2 de la capital tolimense, hecho que la motiva a continuar avanzando en la consecución de implementos deportivos, como balones y conos, hasta llegar a la adquisición de los uniformes que hoy lucen con orgullo estos pequeños.
Club Deportivo Malú Soccer
El trabajo difícil, pero no imposible gracias al apoyo de los padres de familia, para obtener estos últimos nació por iniciativa de los menores, quienes le manifestaron este deseo a la "profe" como le dicen, organizaron una rifa con la cual lograron alcanzar una meta más.
Estos primeros meses han sido solo las primeras pinceladas, los trazos iniciales de un cumulo de ilusiones inocentes que bajo la batuta de María Lucía, buscan un horizonte que los aleje de vicios y peligros de una sociedad dónde solo pareciera ser el conformismo el camino a seguir.
El respeto y la responsabilidad, dentro y fuera de la cancha son reglas fundamentales que se instruyen por parte de Malú a sus alumnos.
Un trabajo incansable, pero que llena de gratificación, más aún si se tiene en cuenta que todo lo conseguido en tres meses ha sido por motivación y esfuerzo propio, contando únicamente con las ganas de salir adelante y el apoyo de sus familiares, agregando más valor trabajar en lo que más le gusta desde pequeña, el deporte, el fútbol, el mismo al que jugaba de niña a escondidas de sus padres para evitar llamados de atención.
Como toda una "superhéroe", no solo aporta conocimiento por medio del deporte, también con la humildad que la caracteriza y el sentido de colaboración inculcado en su hogar, brinda ayuda a Don Álvaro, un hombre de casi 70 años quién por cuenta de la pandemia perdió la única fuente de ingreso que tenía, un puesto de venta que se ubicaba en la plaza de la 21 de esta capital.
Este hombre de quién los niños de la cuadra disfrutan acompañarlo y hablar con él, mueve su corazón llevándola a apoyarlo con alimento e implementos de aseo, esto al tratarse de una persona sola y sin ayuda de familiares cercanos.
Don Alvaro La Aurora
Afirma María Lucía, que "desde que pueda ayudar a Don Álvaro, lo hará, ya que se trata de una persona que conoce desde muy niña".
Es por eso que ante las situaciones tan adversas que se ha afrontado, busca la manera de brindarle tranquilidad y acompañamiento a esta persona qué hace pocos meses perdió a uno de sus hermanos por culpa del coronavirus.
Dotada con los valores y enseñanzas inculcados por sus padres, esta joven ibaguereña no solo espera culminar sus estudios técnicos en la Universidad de Ibagué, aspira ingresar a la Licenciatura en Educación Física de la Universidad del Tolima y continuar tocando la vida de sus alumnos, de Don Álvaro, con pequeños y valiosos detalles, esos que llenan su corazón con las sonrisas y la gratitud de quienes la rodean, siendo no solo su mayor tesoro, también la energía pura y esencial que la impulsan a seguir trabajando por sus sueños y los sueños de sus chicos.