Muchas reflexiones nos deja esta pandemia, respecto a los valores, el uso de las libertades, la salud física y mental, los segmentos poblacionales mas vulnerables y por supuesto el especial arraigo que debemos tener hacia la familia y la fe. Quienes hemos vivido la pobreza, la falta de oportunidades y también los riesgos como seres humanos, valoramos enormemente y damos gras a Dios permitirnos haber salido adelante y orientar ahora las mejores decisiones para proteger los ciudadanos.
Los niños han sido uno de los segmentos poblacionales más afectados por la pandemia, el encierro los ha llevado a perder de las mejores etapas de sus vidas la escuela y el colegio, aún no hemos calculado las graves consecuencias que nos traerá en términos de salud mental, académicos y de desarrollo humano, la alteración de sus vidas ocasionada por las medidas que hemos tenido que asumir por la pandemia. Lo anterior sin contar el aumento de abusos y violencias a los que están siendo sometidos nuestros niños, ahora sin vasos comunicantes con la sociedad, como lo eran sus espacios académicos u otros, que les permitían oportunidades para contar en muchos casos los horrores a los que son sometidos. Como sociedad debemos avanzar hacia proteger de una mayor y mejor manera a nuestros niños, cuidar sus vidas y mejorar su calidad de vida siempre ha sido mi propósito y al que quiero exhortar a todos los tolimenses.
Todos como sociedad debemos estar unidos para proteger los derechos de los niños y niñas, deben primar por encima de cualquier interés su bienestar. No puede haber un niño o niña más, abusado o maltratado, menos asesinado, como sociedad debemos permanecer inamovibles en su defensa, alertas en cada suceso de sus vidas, ellos son el presente y el futuro de nuestro departamento y desde ellos y con ellos debemos construir un Tolima mejor, lleno de oportunidades y esperanza para todos.