Nuestra democracia cabalga preocupantemente en un sinnumero de factores que la afectan negativamente, el sistema electoral, el poder de la mentira y la falta de regulación en el uso de las redes sociales, donde se priorice y proteja la libertad de expresión, pero se controle los perfiles falsos y el anonimo, son urgentes, asi como tambien es urgente, generar conciencia desde el conocimiento de lo publico, sobre la mediocridad de algunos, que haciendose llamar “dirigentes” buscan el favor electoral de la gente o llegan de alguna manera a los cargos publicos.
La mediocridad por su vacio fundamenta sus argumentos en el populismo, ese que genera odios o solo puede hablar mal de los demas, generalmente carece de propuesta, no sabe como hacerlas, menos como llevarlas a cabo. En pasada columna cité a Alain Deneault quien en su libro “Mediocracia” nos describe como se juntan los mediocres para halagarse, lo cito otra vez, dice Deneault “se buscan para rascarse la espalda, se aseguran de devolverse los favores e irán cimentando su poder en un clan”. El clan de los mediocres ataca a los capaces, a los competentes, deben hacerlo en manada a razón de su incapacidad, que no les permite dar una competencia individual, la mayor virtud de los mediocres es la capacidad para identificarse entre ellos y hacer alianzas para opacar o derrotar a los capaces.
Hay mediocres con títulos, algunos se mofan de su formación, de sus logros académicos, pero la realidad de la vida devela su incapacidad; su incompetencia los convierte en seres con una cierta vanidad que, por su puesto, expone más su mediocridad, los mediocres sienten rabia que se transforma en odio, pues creen que todos los demás están por debajo de su nivel. La formación que liquida la mediocridad, es la formación en valores, aquella que busca hacer buenos seres humanos, no solo la que busca preparación académica.
Aconsejo a todos, que revisen muy bien los logros y las calidades de las gentes que los critican, muy seguramente encontraran sus deficiencias mentales y en logros. Los mediocres gastan su tiempo tratando de destruir personas y triunfos, son cortos en visión, propuestas y hechos. Lo mejor para los capaces es no detenerse, ni sucumbir ante la crítica, sino invertir el tiempo en construir, en hacer.