“Dime de qué hablas y te diré de que careces”, reza el adagio popular. ¿Recuerdan ustedes la versión de Jaramillo candidato a la alcaldía cuando no hacía sino repetir que a Ibagué se la habían tomado las mafias?
Bueno, pues cuatro años después la situación está peor.
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Tenemos la misma corrupción pero potencializada. Por un lado, el alcalde imputado por la Fiscalía dentro de un escándalo por la vergonzosa contratación de un alumbrado navideño y señalado además por la Contraloría por contratar el 94% del presupuesto de la ciudad a dedo.
Por otro lado cerca del 80% de los concejales suspendidos por la Procuraduría (16 de 19, de los cuales 15 no han renunciado a su curul para permitir el ingreso de quienes les siguieron en votación).
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Como si lo anterior fuera poco, tenemos a la ‘ficha’ con la que pretenden mantenerse al frente del poder por cuatro años más. Un ex funcionario de la actual administración suspendido por la Procuraduría por haberse posesionado inhabilitado en su cargo y cuestionado por participar en el cambio de los diseños del Acueducto Complementario. ¡Hágame el favor!
Y entonces, todo el que se atreve a hacer cuestionamientos comienza a ser víctima de unos ataques sistemáticos en los que participan todos los que hacen parte de esta ‘gran familia’.
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El ejemplo más reciente, tiene que ver con la solicitud que se le hiciera a los concejales para que reflexionaran sobre la posibilidad de renunciar y así permitir que la ciudad pudiera seguir teniendo a los 19 concejales sesionando y haciendo control político. Como era de esperarse, el “Cappo di tutti capi” acompañado de sus “consiglieres” salieron a defender a sus “soldatos”.
Llama la atención como en esta ocasión no solo atacaron al que hizo la sugerencia, o sea a mí, sino que incluyeron a la bancada tolimense. La misma que viene trabajando unida, por encima de cualquier protagonismo individual. La misma que ha logrado sentar en la mesa al Ministro de hacienda y al Director de Coldeportes para concretar recursos del Gobierno Nacional para el año 2019. La misma que viene luchando por la vía Cambao- Manizales. La misma que presentó un proyecto de ley para elevar a Ibagué a la categoría de Distrito Especial de la Música. Esa misma bancada que por primera vez existe para nuestro Departamento, ahora es objeto de ataques por parte de la Administracion municipal.
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Difícil situación la que está atravesando la ciudad. Los ibaguereños no podemos permitir que este ‘grupúsculo’ se perpetúe al frente de la ciudad, porque en esta ocasión además del presupuesto, del atraso, del empleo, y de tantos otros temas, está en juego el bien más preciado de este siglo: el agua.
Quedan doce meses para terminar el actual mandato, tiempo insuficiente para concretar todos los cambios que se han venido adelantando soterradamente, pero con cuatro años más por delante, la misma dosis que se le está aplicando a los barrios del sur, le podrían estar aplicando al resto de la ciudad.
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Imaginémonos por un instante la especulación que se podría generar si un solo constructor tiene el monopolio del agua para sus proyectos en Ibagué.
¿Cuántas fichas se necesitan para apoderarse del agua de Ibagué? Una sola, desde que sea la que mande. Eso sí, debe ser un experto en el tema del agua y tener una lealtad casi que de sangre con quienes han venido manejando los hilos del poder en Ibagué. Saque de banda: advertí en el 2011 que esa alcaldía sería un desastre y la mayoría no creyó, lo volví a advertir en el 2015 y pasó lo mismo. Ahora en el 2019 estoy advirtiendo con tiempo las consecuencias que tendría reelegir al actual alcalde en cuerpo ajeno, para los escépticos con un ingrediente adicional, no voy a ser yo la otra opción a la alcaldía. Con este panorama, ¡ruego a Dios que la ciudad no se vaya a equivocar!
Este artículo obedece a la opinión del columnista / Reproducción autorizada por el autor