Escuche ayer a mi dilecto amigo RUBÉN DARÍO CORREA afirmando que los concejales de Ibagué que votaron en la fallida elección del Contralor Municipal debían encomendarse a San Judas Tadeo patrón de las causas imposibles, ello por cuanto será llevados a audiencia en proceso verbal con calificación de su falta como gravísima a título de culpa grave.
La reflexión que hace Rubén es la misma que cualquier ciudadano no entrenado en causas jurídicas haría ante expresiones que suman la palabra gravísima con la palabra grave en la misma frase, considerando entonces que la situación de los diestros cabildantes es prácticamente terminal.
Nada más alejado de la realidad joven Rubén. Estos acrisolados servidores públicos, hacedores de milagros electorales sin límite, ya lograron el milagrito que su merced socarronamente supone que necesitarán.
De la mano de la Procuraduría lograron dos ingenuos empujoncitos que desde ya permiten avizorar que seguirán atornillados a sus curules:
El primer empujoncito es que a pesar de la evidencia de que los concejales sabían que el elegido acababa de ser director de la Esap, ejercitante de autoridad administrativa y celebrador de contratos de prestación de servicios con su clientela futura, incluso contratando a uno de sus electores - el concejal Gracia-, consideró la Procuraduría que su conducta es CULPOSA y no DOLOSA, con lo cual los expone a una suspensión de unos días en su cargo y los ampara de una destitución.
Olvidó la Procuraduría a la hora de formular el pliego, que al despacho de los concejales se había hecho llegar oportuna constancia por un abogado que comprobaba la imposibilidad jurídica de nombrar a quien terminaron nombrando, que el diario EL NUEVO DÍA en titular de primera página abierto en los pupitres de los concejales a la hora de la elección anunciaba la inhabilidad de SANCHEZ y que el concejal PEDRO MORA dejaba constancia escrita y de viva voz en la sesión, no solo de la inhabilidad del elegido sino de las irregularidades del proceso de elección.
Esto estimado Rubén es un milagro equivalente a convertir el agua en vino, solo que en este caso el Procurador Departamental convirtió en culpa el más evidente DOLO del que haya tenido noticia la ciudad.
Y no paran ahí los favores recibidos y este es el segundo empujoncito, la Procuraduría ignoró sin sonrojarse todo el examen que el Consejo de Estado ha hecho de la actitud del Concejo Municipal al torcerle el pescuezo al concurso que ya estaba por finalizar, con el propósito de favorecer a un participante que no había logrado el mínimo de puntos para su designación, dejando de nombrar a la única participante que había alcanzado la condición de elegible, si eso no es dolo amigo Rubén volveré obedientemente a las aulas primigenias de la Universidad del Rosario en donde equivocadamente me formaron.
Pero Amigo Rubén si bien pareciera que el manto de la impunidad arropará a los muchachos, no todo está perdido; propongo tres medidas a saber:
UNO: ¿Qué tal si quinientos o mil ibaguereños, escribimos al Procurador Regional que no conoce el fallo del Consejo de Estado que demuestra la conducta dolosa de los disciplinados y le pegamos una copia del mismo, para que se sirva modificar el pliego en virtud de la potestad que le permite el INCISO 5 DEL ARTÍCULO 165 DE LA LEY 734 DE 2002?
DOS: ¿Qué tal si ese mismo escrito con la firma de quinientos o mil ibaguereños lo dirigimos con copia al Procurador General de la Nación y averiguamos el nivel de vergüenza de este alto dignatario?
TRES: Que tal si el Procurador Regional hace oídos sordos a la información que le enviamos y los mismos quinientos o mil ibaguereños formulamos una nueva queja por la falta GRAVÍSIMA cometida a título de DOLO, con lo cual los concejales deben responder en una nueva audiencia en la que no se les trate con la dulzura con la que concurrirán a esta y ello porque manipular las reglas del concurso para designar a quien no superó el puntaje aprobatorio es una falta autónoma, dolosa y diferente de la inhabilidad?
¿Qué opina amigo Rubén? ¿Le suena?
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