A nivel global los trastornos musculoesqueléticos se clasifican como la segunda causa más común de discapacidad.
Según la Organización Mundial de la Salud, los que se presentan con mayor recurrencia son la artrosis, el dolor de espalda y de cuello, las fracturas debidas a la fragilidad ósea, los traumatismos y las enfermedades inflamatorias sistémicas, como la artritis. Esta última tiene más de 100 tipos de condiciones crónicas, incluyendo la osteoartritis, la artritis reumatoide y la fibromialgia, las cuales son las más comunes.
De acuerdo con la Cuenta de Alto Costo, en Colombia anualmente se reportan en promedio 4.766 casos de artritis reumatoide, evidenciando un aumento del 10 % cada año. Las muertes por esta enfermedad superan los 1.200 casos al año.
Los síntomas más comunes son el dolor articular, especialmente después de un movimiento excesivo o después de largos períodos de inactividad; rigidez, luego de períodos de descanso; agrandamientos óseos en las articulaciones medias y finales de los dedos e hinchazón articular.
Y es que al ser una enfermedad crónica que afecta a las personas a través de brotes de dolor, los pacientes diagnosticados viven con ella el resto de su vida, limitando enormemente su movilidad y destreza, obligando a jubilaciones anticipadas y afectando la capacidad de participación en la vida social. No obstante, en los últimos años se han dado importantes avances para el cuidado de esta enfermedad, permitiendo que los pacientes controlen el dolor y mejoren así su calidad de vida.
Alejandro Centurión, médico de Medicina Primaria Deportiva y ortopédica en Miami Orthopedics & Sports Medicine Institute de Baptist Health, señaló que en general la artritis es más común en personas mayores de 50 años y con antecedentes familiares. Sin embargo, puede afectar a cualquiera dependiendo el tipo de afección. Por ejemplo, la osteoartritis suele presentarse en población mayor, mientras que la artritis juvenil, es un término amplio utilizado para describir muchas condiciones autoinmunes e inflamatorias que se desarrollan en adolescentes de 16 años o menos.
Ahora bien, no hay una forma de prevenir estos brotes de dolor, mas sí se puede reducir la frecuencia e intensidad manteniendo una rutina de ejercicio. Asimismo, no hay forma de evitar la enfermedad, pero las personas pueden reducir su riesgo de artritis al mantener una dieta saludable y balanceada, vigilar el peso, hacer ejercicio, no fumar, y proteger las articulaciones cuando se sientan, trabajan o levantan algún objeto.