“¿Crees que podré lograrlo?” Las últimas palabras del papa Francisco

En uno de los gestos más humanos y conmovedores de su pontificado, el Papa Francisco confió sus fuerzas a su enfermera personal antes de asomarse por última vez a la Plaza de San Pedro. La escena, ahora revelada por el Vaticano, ocurrió durante la celebración del Domingo de Pascua, apenas semanas antes de su fallecimiento. Consciente de su fragilidad física tras una larga recuperación, el Pontífice de 88 años pidió apoyo y aliento a quien más confiaba: su médico personal, Massimiliano Strappetti.

“¿Crees que podré lograrlo?”, le preguntó Francisco con voz serena, según relató Vatican News, el medio oficial de la Santa Sede. La respuesta de Strappetti fue clara y decidida: sí, podía hacerlo. Fue entonces que el Papa, animado por esas palabras, sorprendió al mundo al recorrer la plaza en su papamóvil, saludando a los fieles con una sonrisa tenue pero llena de luz. Era la primera vez que aparecía en público tras haber superado una neumonía bilateral que lo mantuvo internado durante cinco semanas.

Esa breve aparición, que pareció una señal de recuperación, fue también su despedida silenciosa, aunque nadie lo supiera en ese momento. Más tarde, el Papa agradeció a Strappetti por "devolverme a la normalidad", en lo que serían algunas de sus últimas palabras registradas.

La Pascua, símbolo de renovación y esperanza para el cristianismo, se volvió en su caso una despedida cargada de humanidad, fe y gratitud. Después de la ceremonia, Francisco regresó a su residencia en Casa Santa Marta, donde pasó la tarde descansando y tuvo una cena tranquila. Fue su última noche. La mañana siguiente, el Papa falleció a causa de un ictus hemorrágico, según el acta de defunción oficial firmada por las autoridades médicas del Vaticano.

La figura de Massimiliano Strappetti ha cobrado especial relevancia en estas horas de duelo, no solo por su papel profesional como enfermero de cabecera del Papa, sino por la profunda relación de confianza y cuidado que ambos construyeron en los últimos años. Strappetti fue quien lo acompañó en sus hospitalizaciones, quien supo interpretar sus silencios y quien, al final, le dio el impulso para despedirse del mundo con dignidad y cercanía, fiel a su estilo hasta el último instante.

Con ese último gesto desde el papamóvil, Francisco no solo agradeció a su equipo médico, sino también a los millones de fieles que, durante doce años, lo acompañaron en su misión. Un adiós sencillo, sereno y profundamente humano, como todo su pontificado.