Marleny Charry esperó más de 30 años para poder conocer el paradero de su hijo, Tarcisio Medina Charry. Según la denuncia, Tarcisio fue detenido y desapareció al parecer durante operativos de la Policía de Neiva, el 19 de febrero de 1988.
Sin embargo, pese anhelo de saber qué pasó con su hijo y de poder encontrar sus restos, falleció víctima del Covid-19 en la capital del Huila.
Tras la desaparición de su hijo, Marleny lideró una búsqueda incansable por la verdad. No solo buscó a Tarcisio, sino que enseñó a otros a buscar y exigir justicia ante el delito de desaparición del que muchas familias han sido víctimas.
Marleny era de origen campesino. Se hizo enfermera y tuvo cuatro hijos. Tarcisio era el mayor. Con gran esfuerzo, él ingresó a la Universidad Surcolombiana en Neiva. Como le gustaba la lectura, ingresó a Lingüística. Allí hizo parte del Consejo Estudiantil y de las Juventudes Comunistas, y también se sumó al área de juventud de la Unión Patriótica.
Sin embargo, el 19 de febrero de 1988 es una fecha de dolor para la familia Medina Charry. Cerca de la universidad ocurrió una redada de la Policía. Tarcisio tenía sus documentos en orden. Pero hay quienes señalan que "llevar en su bolso un par de ejemplares del semanario Voz, fue su delito".
Paola Medina Charry, hermana de Tarcisio y coordinadora de la Asociación de Familiares de Detenidos Desaparecidos, Asfaddes, seccional Huila, dio a conocer que “al mando del subteniente César Augusto Orozco Gómez, reciben la orden de subir a mi hermano a la tanqueta. Junto a él se encuentran diez jóvenes más. Ese carro es conducido a los calabozos del F2. Se conoció que mi hermano es ingresado por otra puerta diferente a la que ingresan los otros chicos, mi hermano desaparece de la vista de los que estaban allí”, relata.
Y agrega que, “la desaparición de mi hermano generó plantones, denuncias, marchas, pero no se logró nada, además era un delito que para el año 1988 no estaba tipificado como desaparición forzada, y fue manejado como un secuestro simple, por parte de la Policía. Sin embargo, se empezó con el desprestigio contra la integridad de mi hermano”.
Señaló que “decían que era integrante del Cartel de Cali. La Policía regó volantes con la foto de él, también decían que se había ido para la guerrilla e infinidad de cosas para empañar su buen nombre”.
Marleny lideró entonces la búsqueda de más madres en el Huila, que habían padecido este flagelo. Realizó las denominadas ‘marchas de los claveles’, donde se manifestó con fotografías de hijos, esposos y hermanos desaparecidos, y se fortaleció el proceso de memoria que hoy lideran los hijos de las madres que iniciaron esa lucha.
Incluso, ella logró que el caso de su hijo llegara a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) y que fuera reconocido a nivel internacional. Por ahora, todo parece haber sido en vano. En medio de la pandemia, se frustró el deseo de aquella madre luchadora que, a su fallecimiento, pudieran acompañarle jóvenes y organizaciones sociales que también apoyaron su búsqueda.
“Mi madre siempre quiso que su entierro estuviera acompañado de todos los jóvenes y organizaciones que han estado en esta lucha, pero esta pandemia no permitió que ese deseo se cumpliera y fue una despedida solitaria y triste”, dijo Paola Medina.
Hoy, la familia Medina Charry continúa esperando poder encontrar los restos de Tarcisio, para que se haga justicia y se conozca la verdad sobre su caso.