Pareja en moto atracaron en su propia casa a una anciana en el barrio Galán
La época decembrina suele ser sinónimo de gran alegría para las familias pero también para los delincuentes que aprovechan el ánimo festivo y el estado de relajación de los ciudadanos para aumentar su actuar delictivo.
Si bien el hurto en las calles, ya sea en modalidad de cosquilleo o intimidación con arma, suele arrojar las cifras más altas, el hurto a residencias en especial en diciembre, suele aumentar significativamente ya que muchas personas viajan a visitar a sus familiares.
Sin embargo, delincuentes más audaces, atacan las casas aún con sus residentes presentes. Este fue el caso que se registró en una vivienda del barrio El Galán, donde la señora María arrienda un aparta-estudio.
Ella contactó con La Cariñosa para advertir sobre lo que le sucedió y que otras personas no sean víctimas.
“Yo puse un letrero de se arrienda y en horas de la tarde llegó una pareja en una moto señoritera, parecían personas serias, iban bien vestidas, ella tendría unos 30 o 40 años y el hombre entre 40 y 45, me dijeron que estaban interesados en ver el apartaestudio, yo los hice seguir y les mostré”, indicó María.
Entre charla y charla, la pareja dijo que el hombre era pensionado de la Policía y que estaban muy interesados en arrendar, sin embargo, de un momento a otro la mujer empezó a sentir molestias en su estómago y doña María vislumbrando a sus futuros inquilinos, decidió ofrecerle un ‘agüita’ para que se mejorará.
“Estaba preparando la infusión cuando el hombre dijo que también se sentía mal, que seguramente habían comido algo que les hizo daño, yo me distraje con la mujer mientras terminaba de preparar el agua y seguro fue ahí cuando aprovechó”, comentó la contrariada mujer.
Y es que luego de un rato a la pareja le entró apuro por irse alegando que el dolor se estaba volviendo más intenso, doña María estaba lejos de imaginar que su afán era irse con los objetos robados.
“Al rato que se fueron, me di cuenta que mi celular no estaba por ningún lado, también me hacía falta un dinero que tenía en mi habitación”.
Efectivamente, la pareja de delincuentes entretuvo a doña María con la amena charla y la promesa de tomar su inmueble en arriendo y terminaron robándola. Lo más grave del hecho es que se podría decir que “la sacó barata”, pues en muchas ocasiones los delincuentes con el afán de tener más tiempo para buscar que llevarse, atacan a las víctimas y las amarran para cometer las fechorías a sus anchas.
“Quise contar lo que me pasó para que la gente que está arrendando no se confié de quien toca su puerta, gracias a Dios solo se llevaron cosas materiales”, afirmó la angustiada mujer, que del susto tuvo que retirar su letrero y ahora teme enseñar su casa.