"El impacto humano sobre la naturaleza está llevando al planeta hacia límites peligrosos", reseñó este miércoles WWF, la ONG ambiental que realiza una serie de recomendaciones para evitar un mayor deterioro al medio ambiente en esta Navidad.
Según un reciente reporte llamado: Informe Planeta Vivo 2020, publicado en septiembre pasado, muestra que "estamos perdiendo la vida silvestre a ritmos alarmantes", advierte WWF.
En los últimos 50 años, las 21.000 poblaciones de vertebrados que este informe monitorea, se redujeron, en promedio, un 68% a nivel global.
En Latinoamérica, la cifra asciende al 94%. "¿Estamos a tiempo de revertir esto? Sí. Si bien los humanos somos los principales responsables, también está en nuestras manos cambiar el rumbo", señaló la ONG.
Recomendaciones
La entidad ambiental propone que "podemos comenzar a hacerlo con sencillas acciones":
-En vez de comprar, ¡haga una adopción simbólica! ¿Sabías que los regalos que tradicionalmente damos en Navidad tienen un fuerte impacto en la naturaleza? ¿Que para producir un par de jeans se necesitan 8.000 litros de agua? ¿o que todo el plástico que regalemos probablemente terminará en los océanos? Por eso, este año lanzamos nuestro Programa de Adopción de Especies, una alternativa para regalar sin hacerle daño al Planeta.
La idea es que, en vez de las compras navideñas tradicionales, adoptes simbólicamente un jaguar, un oso de anteojos, una tortuga marina, o un elefante, a través de un aporte monetario (mínimo de 40.000 pesos mensuales o 100.000 pesos si es de única vez) para financiar programas como el monitoreo con cámaras trampa y las capacitaciones comunitarias locales que mejoran los índices de conservación de estas especies en riesgo de extinción.
La donación incluye un certificado digital que se puede poner a nombre de la persona a la que se le quiera regalar, y enviárselo. Haz tu adopción aquí.
-Dile adiós al plástico. Cuando tiramos a la basura los residuos plásticos es muy probable que estos sean depositados en rellenos sanitarios o que terminen en la naturaleza, porque nuestro sistema de gestión de residuos es incapaz de manejar la cantidad y la velocidad en que los producimos. Sin contar con que, entre 2000 y 2016, produjimos tanto plástico como en toda la historia de la civilización, y de continuar así, en 2050 los océanos tendrán más plástico que peces.
-No utilice vasos y platos plásticos en las noches de celebración.
-No regale productos fabricados con plástico nuevo (o virgen). Piense en productos hechos con plástico reciclado o incluso, que fueron contaminación marina. Hay muchos emprendimientos de este estilo.
-No regale productos que incentiven el consumo desmedido. Regale hábitos. Un pitillo metálico, una taza para el café reutilizable o un termo para el agua significará que esa persona tendrá un año en el que contaminará menos.
-No regale cosas innecesarias. Piensa en un kit ecológico de aseo personal. Hay gran oferta de elementos producidos de manera artesanal y empacados sin plástico. Búscalos en redes sociales y apoya el comercio local.
-No use (ni regales) artículos plásticos como el icopor (poliestireno expandido), los que se convierten en residuos después de un solo uso, o productos que contengan microplásticos como exfoliantes. Estos materiales no se recuperan y existe una alta probabilidad de que se conviertan en trampas mortales para la vida silvestre, cuando terminan como contaminación en la naturaleza.
-No pida domicilios en los días posteriores a las celebraciones. Deja la comida preparada para el 25 de diciembre y 1 de enero, así evitarás una gran cantidad de residuos que vienen con el domicilio. Ten en cuenta que solo el 9 % de todo el plástico que consumimos en el mundo se recicla.
El otro 91 % se convierte en basura. En 2016, la producción de plástico fue de 396 millones de toneladas métricas y casi todo esto es basura.
En 2019, WWF encontró evidencia de microplásticos en nuestra comida y bebidas. Estas partículas diminutas pueden ser invisibles a la vista y se filtran en el agua y el aire, pasando a los alimentos que consumimos. Comemos tantas de estas partículas de plástico como el peso equivalente a una tarjeta de crédito ¡a la semana!.