El comportamiento en la cotidianidad difícilmente es igual en la virtualidad, es este el punto en el que la diferencia se hace evidente y cobra una gran importancia la identidad digital o identidad 2.0.
Si bien la identidad física y la digital son distintas, los conceptos son iguales. La diferencia es más paramétrica teniendo en cuenta comportamiento, origen e información.
Recordemos que, según la Real Academia Española de la lengua (RAE), la identidad es el conjunto de rasgos propios de un individuo o de una colectividad que los caracterizan frente a los demás.
Pero hay características que diferencian y definen a la identidad 2.0 definida más como el conjunto de información sobre una persona, organización o dispositivo electrónico que existe en Internet, su identidad son los datos que lo caracterizan.
Huella digital
Parte de esta identidad es la huella digital, ese rastro que dejamos de nuestras acciones en línea. Y no solo hablamos de las publicaciones y fotos en redes sociales, también de las compras que hacemos por las redes, las noticias que consultamos y los formularios que llenamos por la red.
Composición
La respuesta es variada, pero incluye componentes como nombres de usuarios y contraseñas. historial de compras, aficiones, gustos, nombre del correo electrónico, alias usados en redes sociales, URL del dominio de Internet que se posea, etc.
Otro aspecto que suele diferenciar la identidad digital de la física es que gran parte de la información que se comparte es selectiva. Es decir, depende de la voluntad del usuario que información compartir en la red; nombre, sexo, edad, nacionalidad, etc. Incluso la misma dirección de Internet puede ser alterada usando una VPN.
Todo se relaciona
A pesar de que pareciera que la vida digital y la tradicional fueran dos esferas completamente ajenas entre sí, eso no es tan cierto pues las actividades en línea pueden tener consecuencias directas en el mundo real. Hablamos desde afectaciones financieras hasta legales.
Y nos referimos a un mundo cada vez más digital con 4.950 millones de personas conectadas a Internet en 2022. Estas cifras han vuelto la autentificación y verificación de identidades una industria más importante que nunca y que se estima generará más de 32.940 millones de dólares para 2023.
Al mismo tiempo el robo de identidades en la red se ha convertido en un negocio cada vez más frecuente al punto que, en países como en Estados Unidos, un 20% de los estadounidenses afirman haber sido víctimas.
Resumiendo, la identidad digital ya es parte fundamental de nuestras vidas, querámoslo o no, porque información sobre nosotros ya circula en las redes, lo que implica varios desafíos tecnológicos, regulatorios (protección de la privacidad) e incluso éticos que apenas están comenzando.