Con toque de campana, Emmanuel Felipe celebró el fin de su quimioterapia en el Federico Lleras
Emmanuel Felipe Ocampo es un niño de cinco años, quien tras año y medio concluyó de manera exitosa su proceso de quimioterapia en el Hospital Federico Lleras Acosta. Para celebrarlo, se llevó a cabo el toque de campana, un acto simbólico qué simboliza la culminación de esta terapia.
“Cuando tocamos la campana al final de un tratamiento, es lograr toda esa esperanza que nosotros habíamos puesto desde el inicio. Es lograr todo el esfuerzo que se realizó, toda esa lucha en la cual nuestra vida cambia, en la que cambia un entorno familiar. Estamos todo un grupo de trabajo en torno a que se haga éxito la salud y la vida de un paciente con un diagnóstico de cáncer. Esto es posible cuando tenemos adherencia en la familia, cuando tenemos una institución que nos presta apoyo, cuando tenemos gente alrededor como las fundaciones, como los mismos padres apoyándonos y dándonos fuerzas en esos momentos difíciles”, afirmó la pediatra oncohematología del Federico Lleras Acosta, Natalia González.
Con el fin de lograr que hoy Emmanuel pudiera hacer sonar la campana como señal de victoria, el equipo médico y de enfermería del Hospital Federico Lleras Acosta desempeñó un papel esencial para brindarle todos los cuidados necesarios, además de ofrecerle un entorno seguro y acogedor al niño y a su familia.
La especialista agregó que es posible lograr la cura ante el cáncer infantil, y que el diagnóstico temprano sumado a un tratamiento oportuno son lo que permite lograr concluir un proceso, como el de Emmanuel, de manera satisfactoria.
El acto de toque de campana surgió en 1.996 en el Centro MD Anderson de Houston, Texas, en Estados Unidos, cuando el almirante Irve Le Moyne, en agradecimiento por haber concluido su tratamiento de radioterapia, regaló al centro médico la campana de bronce de su barco, y esta fue instalada en el campus principal.
Desde entonces, para celebrar la finalización del tratamiento, los pacientes hacen sonar tres veces la campana. Este gesto simbólico se expandió a todos los rincones del planeta y se convirtió en una especie de tradición que simboliza esperanza y como cierre del proceso.