Desde hace varias columnas he venido llamando la atención sobre el establecimiento de la mentira como un mecanismo desestabilizador de la sociedad, desde la familia eje formador, las instituciones, la sociedad y por supuesto el modelo político y de gobierno que tenemos en nuestro país.
He invocado para inquietar en mis generosos lectores: la comunicación y la información donde referencié a Wolton, la opinión pública como la gran fuerza colectiva, donde cité el espiral de silencio de Newman y hoy cito el ensayo de Hanna Arendt denominado “verdad y política”, como la relación directa de una y otra y la afectación en la sociedad.
Muchas llamadas conceptos y opiniones he recibido desde entonces, lo que me reitera la profunda crisis en la que estamos, pero además el reconocimiento que hay en los ciudadanos sobre estos temas, me llama la atención también la doble moral con que se abordan, pues muchos de los que hablan sobre la trasparecía y la verdad, sin duda podría uno compararlos, como el hombre que regala rosas a la mujer, el Día de la Mujer, pero la golpea durante el resto del año.
La doble moral como dice el papa Francisco que busca a Dios solo en la iglesia, pero no el hermano que sufre, los que hablan o señalan como los que persiguieron a Magdalena, sin antes revisar sus actos y asistir al escrutinio de su propio tribunal que es la conciencia. La mentira y las redes sociales recorren poderosamente un camino de destrucción que, de no ser controlado, pone en riesgo toda la sociedad; los instrumentos que tenemos para combatirla sin duda, son los procesos de formación en valores en la familia, la comunicación critica, el análisis sobre las posiciones, conceptos de la información, opinión, la orientación de algunos líderes políticos y de opinión basada en la objetividad y la verdad.
Las nuevas generaciones deberán tener un mayor énfasis en formación ciudadana, la cátedra de salud mental, que debe instituirse desde la básica primaria y la secundaria, un mayor proceso de generación de conciencia ambiental y sin duda un modelo educativo moderno que transforme las viejas formas gastadas del tablero y marcador, para darle paso a un proyecto educativo basado en las Tecnologías de la Información y las Comunicaciones, utilizadas de manera distinta a las establecidas hoy por las redes sociales, un ecosistema tecnológico que permita la interacción para la formación, la productividad y el mejoramiento de las condiciones de todos los sectores económicos y sociales.
La mentira, se combate con verdad, con control social, sin miedo, con la entereza del conocimiento ciudadano que impulsa a reclamar derechos, pero también a cumplir deberes, más allá de los intereses individuales, es decir una ciudadanía moderna, que piense en colectivo, en equidad, en el medio ambiente, en la disciplina, el trabajo y el hacer, para mejorar la sociedad y el mundo en el que vivimos.
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