Las ciudades, los países, los territorios tienen sus momentos, sus tiempos, esos en los cuales confluyen coincidencias, esfuerzos, recursos, contextos sociales, políticos y económicos favorables, que deben ser observados, aprovechados por gobernantes y ciudadanos para sacar el mejor provecho.
En materia de lo público, siempre es mejor construir sobre lo construido, un gobernante exitoso es aquel que sabe entrelazar esfuerzos y voluntades, con el querer ciudadano y sus necesidades, esas que deben ser sin duda la prioridad, más allá de los protagonismos individuales, los afanes figurativos o electorales, cada día más agudos en nuestro país. Los ciudadanos saben quién hace, la sabiduría popular es inmensa, siempre busca la transparencia y la verdad, además la conciliación, no la confrontación, es increíble la buena voluntad y la transparencia de la “CONCIENCIA SOCIAL”, ese colectivo de sabiduría, que vive, se alimenta de las buenas voluntades, de las acciones que construyen. Se equivocan los que señalan y destruyen, en materia de armar sobre esas bases alguna imagen o proyecto, al colectivo le importa bienestar y este subyace en las acciones y los hechos, no en las palabras.
El tiempo de Ibagué, se refleja en las inversiones para construir los escenarios deportivos, las vías, la inversión social en salud y educación, esas buenas acciones de los gobiernos que articulados, unidos dan ejemplo al resto de la sociedad, hasta impregnar una carga de energía positiva a esa “CONCIENCIA SOCIAL” la que se necesita activa para engranar las piezas de un colectivo, cada vez más habido de credibilidad, verdad, esperanza y equidad. El panamericano de patinaje que nos traerá 18 países a nuestra ciudad, el hexagonal final de fútbol femenino, la carrera atlética 5K y 10K, el campeonato Sudamericano de Fútbol Sub 20 que nos traerá delegaciones de los países de esta parte del continente, reflejan la ruta, el camino del progreso y el desarrollo para que Ibagué sea “Ibagué Destino Deporte” “Ibagué Industria Deporte”, una realidad muy cercana con enormes desarrollos económicos, sociales, excelente marketing territorial y, por ende, gran clima de inversión, que debemos aprovechar.
El tiempo de Ibagué, es también el tiempo de la unidad, de los acuerdos sobre lo fundamental, de las coincidencias en los pensamientos y propósitos comunes, de hacer realidad sueños, esperanzas y proyecciones. Llego la hora, la hora de todos, la hora de Ibagué.
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