Las próximas elecciones nos jugamos el presente y el futuro del país y sus ciudadanos, esta es la gran oportunidad y la enorme responsabilidad de dar un rumbo distinto, por eso el especial cuidado que debemos tener al escoger nuestros congresistas y el próximo mandatario de los colombianos.
La nueva Colombia, la republica que debe refundarse, lo debe hacer bajo el criterio de acabar con la mediocracia, las ambiciones personales y la falta de vocación política, aquella que aleja a los elegidos del servir y los pone en el poder para servirse.
He sostenido que la seguridad es un valor de la democracia que garantiza el ejercicio de las libertades individuales y colectivas y es precisamente “la libertad” el mayor patrimonio que tenemos y debemos cuidar, un alto valor de donde se desprende el ejercicio de la democracia, que permite la expresión de todas las expresiones, pero tan amenazada hoy a razón de la ideologización de los temas importantes, la polarización y “la peor cárcel que es la costumbre” como citara Orianna Fallaci en uno de sus libros, la costumbre a la mediocridad, producto de la precaria formación en ciudadanía y la indiferencia de aquellos que, con formación no participan o simplemente, se dejan alinear a razón de sus intereses o al ejercicio de liderazgo de algunos que se hacen llamar dirigentes.
El país que debemos construir, debe recuperar las instituciones, su respeto, oficio e independencia, recuperar la seguridad para garantizar el ejercicio de las libertades, mejorar la economía, estableciendo la equidad como modelo economico y político desde la productividad, mover grandes inversiones con preferencia por lo social. El nuevo país debe garantizar las condiciones para la seguridad jurídica, política y social, donde haya oportunidades para todos y donde todos participemos en la construcción de un gran proceso de apropiación, con una clara visión de desarrollo.
Los jóvenes no pueden tener limitaciones en el ejercicio de sus libertades, más allá de las que deban comportar a razón del respeto por el otro, ellos deben tener la oportunidad de llegar al congreso desde su mayoría de edad, las mujeres cada dia deben reconocerse de manera real y representar más, debemos cuidar, proteger y promover sus oportunidades. Colombia, los colombianos tenemos el gran poder de cambiar el rumbo de nuestro país, pensemos en capacidad versus mediocridad, en unidad versus polarización, en servicio versus privilegios, en hechos versus retórica y en vocación versus ambición, construyamos con bases sólidas el nuevo país.