Columna de Opinión
El exgobernador Barreto reflexionó sobre la importancia del diálogo y la protesta pacífica como agentes de cambio social.
El sagrado legítimo derecho de la libre expresión y la protesta, son derechos que protegen la constitución y la ley, son también las mejores armas, activos valiosos de los ciudadanos en ese ejercicio de argumentar y reclamar para ser escuchados. Estos derechos deben ser protegidos y garantizados por el Estado y sus fuerzas institucionales, por las fuerzas vivas, la academia, el empresariado, por todos.
También es muy importante señalar que el país ha entrado en el terreno peligroso que trasgrede la libre expresión y la protesta, para entrar en un lenguaje agresivo y lesivo, que señala, acusa, agita y provoca reacciones violentas en las redes sociales y en las calles, así como también a los actos vandálicos que atentan contra la propiedad privada, la pública y lo peor hasta con las vidas de las personas, sea cual sea su rol en este contexto.
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Esa escalada de violencia en el lenguaje y en las acciones, estoy seguro, nada tienen que ver con la legitima protesta social que grita, que el país debe tomar otros rumbos, que debe haber equidad para el equilibrio social, mayor inversión en materia de educación gratuita y salud universal, seguridad como valor democrático para ejercer la libertad, prioridad en el cuidado de nuestra riqueza ambiental, una gran agenda para garantizar condiciones que generen ingresos a los ciudadanos, reducir la pobreza, aumentar la productividad y tener las garantías de un estado democrático con independencia de los poderes, austero en el gasto y generoso en la inversión social.
El espiral de violencia debe acabar, debemos dejar operar la justicia, los ciudadanos en las calles debemos abrazarnos como hermanos, luchar juntos para sacar el país adelante, todos somos hijos de un país azotado por la violencia durante muchas décadas, perdidos en la ideologización de los temas fundamentales, imbuidos en una lucha que nos plantearon de izquierda y derecha, donde priman los odios, el lenguaje agresivo y calumnioso y unos actos violentos contra la vida.
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Estamos ante la gran oportunidad de escribir una nueva historia, de generar espacios de encuentro y trasformación desde la diferencia, para construir el nuevo Estado colombiano, donde primen la discusión con argumentación, el respeto por el otro, la equidad, la legalidad, la seguridad, el bien común y la vida.
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Fuente
Alerta Tolima
