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15 Feb 2019 07:15 PM

La empanada más cara del mundo la compró un Ibaguereño en Bogotá

Alerta
Tolima

Frió quedó el ciudadano Ibaguereño Stiven Claros cuando en la ciudad de Bogotá le dio por comerse una empanada en un puesto callejero y mientras estaba saboreando el típico alimento fue rodeado por siete agentes de policía, quienes con talonario en mano le propinaron una multa de 800 mil pesos por ir en contra de un articulo del Código Nacional de Policía que prohíbe comprarle a vendedores ambulantes.

Aunque parece una historia de “No te lo puedo creer” la verdad es que sí, sucedió, y le puede suceder a usted o a mi si los agentes de la ley nos descubren comprándole un chicle o un tinto a estas personas que van por la calle tratando de rebuscarse la vida en una sociedad llena de desigualdad y desempleo.

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Según se pudo conocer, Steven Claros salió de su lugar de trabajo en el sector de la Castellana y junto a varios de sus compañeros se dirigió hacia un puesto ambulante donde de manera regular él y sus colegas salen a comer algo después de su jornada laboral.

El joven pidió una “Empanadita” y cuando el vendedor se la dio, sin haberle dado siquiera cuatro mordidas, los agentes de la Policía Metropolitana de Bogotá, los cuales estaban observando a Stiven desde hacía ya unos minutos, y le pidieron al Ibaguereño la cédula de Ciudadanía para “una solicitud de antecedentes”.

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Cuando Stiven les suministró su documento, inmediatamente  los patrulleros sacaron el talonario y le pasaron una multa por el monto de 834 mil pesos, esto según las autoridades por promover el uso o invasión del espacio público, lo cual está prohibido en el  artículo 140, numeral 06 de la Ley 1801 de 2016 que dicta “Promover o facilitar el uso u ocupación del espacio público en violación de las normas y jurisprudencia constitucional vigente” y es calificado como un comportamiento Contrario al cuidado e Integridad del Espacio público, mismo artículo que prohíbe el porte de estupefacientes y el consumo de bebidas embriagantes en calles, parques o andenes.

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Ahora el joven inevitablemente tendrá que pagar esta multa, dado que no hay nada que se pueda hacer para revertir la sanción, eso sí, el afectado afirma que no tiene de donde para responder por dicho comparendo, dado que aún le falta pagar su universidad y destinar dinero para sus pasajes y por supuesto, su alimentación, claro está que ahora será más cuidadoso de no ir por la calle comprándole a cualquier persona que con su carrito de comidas y sus ganas de sobrevivir le ofrezca una empanada, por más deliciosa que se pueda ver.