Crónica: El renacer de Las Empanadas de Mi Rey, devuelve alegrías a sus clientes

A pesar de la difícil situación de orden público que atraviesa La Villa de Céspedes y sus alrededores, Las Ricuras de Mi rey, se han convertido en el punto de encuentro de las familias tulueñas, para disipar a ritmo de una muy buena sazón las distintas adversidades que están padeciendo nuestros amigos paisanos.

Los asientos al aire libre hacen las tardes y noches más agradables en Las Ricuras de Mi Rey, un lugar que ha sido testigo del renacer de una vieja y exquisita tradición, la fritanga y gastronomía vallecaucana, que por miedo en un alto porcentaje de sus habitantes estuvo a punto de acabarse o perderse.

Hace apenas unos meses, el municipio de Tuluá, enfrentaba una crisis que parecía interminable, por la inseguridad, la extorsión y la descomposición social de una ciudad. Sin embargo, en medio de las dificultades, surgió una luz en el camino de esperanza: Las Ricuras de Mi Rey, con la auténtica sazón vallecaucana.

Mi Rey en Tuluá, no es solo una marca comercial, es una historia de perseverancia y pasión. Fundada por la familia Hernández Romero, empresarios que se propusieron a recuperar la tradición gastronómica de nuestra región en uno de las zonas más populares del municipio, como es el barrio Victoria, en la carrera 35 entre calles 28 y 29.

En Las Ricuras de Mi Rey, están enfocados en la calidad y no en la cantidad. El principal objetivo empresarial es producir día a día la mejor fritanga, ya que las empanadas de Mi rey, tienen un slogan muy propio y original: “Las mejores empanadas del mundo”.

La reconocida empresa tulueña se destaca no solo por la calidad de sus productos, sino también  por su compromiso con el medio ambiente y la comunidad. Los métodos de preparación de los alimentos  y las prácticas  de comercio justo han convertido a este sitio en un ejemplo a seguir.

El proceso de producción de la fritanga de las Ricuras de Mi Rey, es un arte en sí mismo. Desde la selección de cada ingrediente hasta la preparación de las ricas empanadas, bofe ahumado, papas aborrajadas, arepas con todo, carnes a la parrilla, picadas, chorizos vallunos, patacones y bebidas, entre otros.  

Todo este esfuerzo ha dado sus frutos. Hoy en día, las empanadas de las Ricuras de Mi Rey, han recibido el reconocido por su sabor y calidad. Los turistas, atraídos por el aroma de la fritanga y la calidez de la atención de su gente, visitan fielmente Las Ricuras de Mi Rey, en Tuluá.

El éxito de la comida  de Mi Rey, ha revitalizado la economía  local y ha inspirado a otros establecimientos comerciales  a seguir el mismo camino.  La comunidad ha encontrado en la fritanga tulueña una razón  para sentirse orgullosa de sus raíces y su trabajo.

Así, entre los paisajes verdes con olor a caña de azúcar y su espectacular río que atraviesa el centro de la ciudad, Las Ricuras de Mi Rey no solo han resurgido, sino que han florecido, convirtiéndose en un símbolo de la resiliencia y el espíritu emprendedor colombiano.

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